Acabaré encontrando un resquicio dentro de tu alma para asestarte el golpe certero, ese que te deje inmóvil e inerte, incapaz de ver a tu alrededor y de sentir nada. Porque en ocasiones las cosas son mejores sin verlas llegando a superar los traumas y los miedos. Me miras con esos ojos pequeñitos y redondos, ¿Qué estarás pensando? Te diré que si es temor lo que sientes en este momento te diré que sí, que deberías de tenerlo, porque no habrá montaña con rocas, ni lagos con peces, donde poder esconderte de mi dedo. Ahora sonríes, - me desconciertas – sigues sin entender nada y aun así te muestras con una extraña paz interior. Tal vez debería de atravesarte de una vez por todas, dejarme de miramientos y acabar con todo. Piensa, ¿que te traerá el futuro? Si prosperidad, abundancia, alegría, sueños, todo eso quedó aparcado en la cuneta de una carretera comarcal inexistente. Ya no encontrarás tu camino, darás tumbos sin retorno de uno al otro lado de globo terráqueo buscando el sentido mismo de porque respiras. ¿No te importa? Te ofrezco una salida rápida y no dices nada. Así es imposible trabajar, te quedarás aquí y sufrirás los males del mundo y algún día, cuando menos te lo esperes, me buscarás y no me encontrarás, porque el tiempo se decide entre las moléculas de mi reloj de arena no lo olvides.
- Buen camino, buena vida-.
